¿Es
un cuento que Venezuela es un país monoexportador? ¿Qué tan grave es el
descenso en las exportaciones no tradicionales y qué tan lejos está la
quimera de la diversificación productiva?
enorme atraso industrial trae aparejado un ingente retraso político.
Sin dudas. Si la base (las relaciones sociales de producción) determina
en última y formal instancia a la superestructura (la política, el arte,
etc.), es evidente que un país cuya producción industrial es tan escasa
e ineficiente, debe tener superestructuras tan débiles como su
plataforma.
Una de las formas más interesantes en la que se muestra dicha
debilidad política, es en esa manía de ponerse a prometer villas y
castillos. Entre los ofrecimientos más rutilantes, destaca la soñada
“diversificación de la economía”, que se imagina una sociedad venezolana
cuya burguesía local pueda desarrollar competencias suficientes para
exportar una amplia variedad de bienes (que ahora está importando).
Venezuela, dentro de una democracia burguesa que defienda a la propiedad
privada y mantenga la anarquía en la producción, es incapaz de exportar
más allá de lo que exporta en la actualidad: Petróleo (el 95% de
nuestras exportaciones son petróleo -2010-; el 80% de esas exportaciones
son petróleo crudo -2010-).
Por ende, uno de los rasgos principales de una economía cuyo eje
central es la renta petrolera, es que los que trabajan en el sector que
produce el 95% de las exportaciones, son menos del 0,5% de la población,
lo cual deja a millones de personas, en las improductivas labores
“captadoras de renta”: comercio, servicios, recreación. Es de recordar
que el 85% de nuestras empresas están dedicadas a esos tres rubros.
Por todo ello, se sobreentiende que el comportamiento formal de la
economía se basa en la captación de renta petrolera y su distribución a
través del gasto público (transferencias, subsidios y sobrevaluación del
tipo de cambio) y a través de empresas privadas dedicadas a actividades
especulativas. A partir de ahí, podemos acercarnos a la Tabla adjunta,
donde se muestra que el 98% de las divisas que ingresan al país por
exportaciones, las consigue el sector público de la economía. A pesar de
esto, el sector privado consume casi el 80% de las divisas que ingresan
al país. Con estas divisas preferenciales, la burguesía importa su
mercadería y especula a sus anchas.
TABLA:No está demás decir que la única solución para dejar de ser monoexportadores, radica en llevar a cabo un masivo plan de industrialización estatal, a gran escala y con la mayor tecnología.
Es menester recalcar la necesidad de erigir una Central Estatal Única de Importaciones (CEUI), que pueda extirpar los negocios especulativos de la burguesía local, que sigue consagrada a exportar los dólares de la renta petrolera, a sus cuentas de Suiza y las Islas Caimán.
*Coordinador de Formación de la Asociación Latinoamericana de Economía Política Marxista (ALEM).
manuel1871@gmail.com
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