Catalina Recuna, alumna de una escuela primaria católica en la localidad argentina de Coronel Suárez, en la región de Buenos Aires, decidió tomar su primera comunión. Sin embargo, el párroco Diego Kessler se negó a dársela, ya que tenía dudas sobre si la niña podría cumplir con las condiciones del sacramento.
El sacerdote dijo que tiene que “evaluar a la niña” debido a su enfermedad antes de tomar la decisión definitiva, dado que debe asegurarse de que Catalina es capaz de “distinguir entre un pedazo de pan y la hostia” consagrada.
Sus polémicas declaraciones despertaron fuertes críticas por parte de los medios locales y sobre todo de los padres de Catalina, que condenaron el comportamiento del cura. La madre de la niña expresó que su hija “tiene muchos menos pecados que el más comprometido de los católicos”.
“Su corazón es noble. Había que ver la alegría que tenía tras la bendición de la palabra de Dios, con qué cuidado sostenía en sus brazos la Biblia que había recibido de manos del sacerdote”, declaró la madre de Catalina.
Sin embargo, pese al escándalo que motivó el asunto o gracias a ello, otro cura del pueblo de Santa María, el padre Antonio, se comprometió a darle a Catalina la comunión, ya que, según su criterio, la niña, si lo quiere, tiene todo derecho a recibir el sacramento, como todos sus compañeros de clase.
Russian Today
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