Recientemente despedido del diario ABC Color, denuncia en esta
entrevista que lo echaron por negarse a manipular una información sobre
un discurso del presidente cubano Raúl Castro. López afirma que la orden de poner en boca de Castro lo que nunca dijo partió del propio director del diario, Aldo Zuccolillo.
Paulo López, quien ejerciera el trabajo de periodista redactor de la
sección internacionales del diario Abc Color hasta el lunes pasado, fue
despedido “sin causa justificada”.
ABC, narra en las líneas que siguen que el texto original de una
información proporcionada por una agencia de noticias internacional que
él editó, nada tenía que ver con el título y el texto de tapa que
apareció en el diario impreso el lunes pasado, cuyo título fue “Castro
reconoce vicios y defectos del comunismo”.
La denuncia de López pone en el tapete los casos de censura que
ocurren al interior de las redacciones de los medios de comunicación en
Paraguay, e invita al debate sobre la libertad de expresión y el derecho
a la objeción de conciencia de los periodistas, establecidos en la
Constitución Nacional, y los excesos de los empresarios de la
comunicación.
–Contanos lo que pasó la noche del pasado domingo hasta la llamada que recibiste para volver al diario…
–Desde la Secretaría de Redacción se me informó sobre una llamada
del director Aldo Zuccolillo, quien pedía que se dé destaque y se lleve
a título principal de tapa unas supuestas declaraciones de Raúl Castro
en que admitía el fracaso del sistema cubano. Busqué la información,
pero no había grabación ni transcripción alguna que indicara que Castro
haya afirmado tal cosa.
Es cierto que el discurso tenía un contenido de autocrítica en el
que se hablaba de algunas indisciplinas que frenaban los cambios e
incluso se reproducían entrecomilladas unas declaraciones sobre robos al
Estado. Como sé de la obsesión de Zuccolillo con estos temas y la
habitual práctica del diario de tergiversar de acuerdo a su visión de
extrema derecha, busqué vídeos y grabaciones para hacer una nota
eminentemente informativa sin hacer juicios de valor, pues así como en
el diario no me permiten publicar mis opiniones de ningún modo iba a
prestarme a ser instrumentalizado por las fobias ideológicas del
director de ABC. Consideré también necesarias conseguir las grabaciones,
ya que las agencias de prensa saben muy bien quiénes son sus clientes y
qué desean.
Por eso, por ejemplo, las agencias informaron muy tímidamente
sobre un audio en que la diputada opositora venezolana Corina Machado
reconocía que Guillermo Aveledo, secretario general de la Mesa de la
Unidad Democrática (MUD), fue a reunirse con el Departamento de Estado
norteamericano a plantear que la única manera de librarse de Nicolás
Maduro era con un golpe de Estado, un autogolpe o el boicoteo constante.
¡La oposición venezolana compareciendo ante EE.UU. pidiendo auspicio
para un golpe de Estado! Eso daba al menos para cinco tapas, pero nada.
Yo asumí el riesgo y puse la noticia, aunque quedó reducida a un espacio
marginal en medio del maremágnum.
–¿Qué decía la noticia de las agencias sobre Castro y Cuba originalmente?
–Como te decía –y eso no es novedad, ya que Raúl Castro ha hecho
autocrítica de manera muy frecuente– el presidente cubano hacía
referencia a prácticas de la burocracia que frenaban los cambios. Castro
siempre fue firme en ese sentido al punto de haber hecho observaciones
tajantes hacia la prensa cubana diciendo que su triunfalismo y falta de
crítica impiden corregir los errores. De eso también hablaban los
despachos de las agencias, pero nada respecto al supuesto reconocimiento
del fracaso del sistema. Al contrario, Castro hablaba de los avances a
partir de los cambios en las formas de gestión de la propiedad, pero
nada que indicara lo que intentaron forzarme a hacer. Decía sí que
algunas de las reformas avanzaban lentamente.
El texto finalmente publicado fue menos informativo y más
valorativo, pero tampoco reproducía en ninguna parte las declaraciones
que indicaran el reconocimiento de un fracaso. Y esto por la simple
razón de que tales declaraciones jamás existieron. De hecho, uno se da
cuenta que lo que se anuncia en la tapa tiene un tono diferente a lo que
se desarrolla en el texto. No es la primera vez que ocurre.
El jefe de redacción Armando Rivarola muchas veces hace retornar
al diario a los periodistas para que acomoden el texto a lo que él
quiere poner en la tapa. O directamente en la tapa se dice una cosa que
no se encuentra en el cuerpo de la noticia. Total en los noticieros
televisivos y radiales solo se leen las portadas. Y así esas ideas
distorsionadas se fijan y se multiplican construyendo el imperio de la
desinformación que rige en este país, en que los medios empresariales
son prácticamente los actores solitarios. Por eso la ley mordaza contra
las radios comunitarias y el odio hacia la TV Pública en la época del
gobierno de Fernando Lugo. Por algo también el golpismo, en su afán de
congraciarse con sus benefactores, redujo prácticamente a la
irrelevancia el que fue en su momento el mejor canal del país.
–Reiterame la razones formales que te dieron los responsables del diario ABC para tu despido…
–Por la vía administrativa me dijeron que se ponía fin al
contrato unilateralmente. Me dijeron que leyeron mi descargo pero era
una decisión tomada por la redacción. Aquí me habían dicho que nosotros
debíamos comparecer cuando ellos lo deseaban y que si el dueño del
diario había llamado a pedir una cosa debíamos cumplir. Claro, será el
dueño del diario, pero no de nuestras vidas, al menos no de la mía.
–Decime la razón por la que vos crees que te despidieron…
–Creo que este último episodio solo fue una trampa para
formalizar lo que ya estaba decidido de antemano, pues no es la primera
vez que me niego a que me direccionen los textos que elaboro. Incluso
pretendieron dictarme artículos firmados y en el caso de una entrevista
dijeron que yo debía enviar las preguntas para que sean reelaboradas y
aprobadas por la jefatura de redacción y la dirección. El colmo del
ridículo.
Escuché unas declaraciones radiales de Zuccolillo en que decía
que los titulares de la libertad de expresión no son los periodistas ni
la prensa, sino el público. Por lo que veo al menos leyó la entrevista
que le envié antes de que lo rechacen. (La entrevista a la que se
refiere fue publicada por E’a y está disponible en el siguiente enlace:
http://bit.ly/156hmfB).
En ABC Color se vive un clima de censura y persecución. No se
admite el disenso. Podrán desmentirme los periodistas que piensan igual
que Zuccolillo, pero me estoy refiriendo a los que discrepamos con la
línea del diario en cuestiones de fondo. Para justificar el veto
decretado en mi contra, el jefe de redacción Armando Rivarola pretendió
degradarme diciéndome que yo era un “buche” y que solo escribo
tonterías. La descalificación fácil es el único recurso que posee este
señor frente a los que se atreven a no comulgar con sus ideas. No me
toca a mí confirmar o desmentir eso, pero queda a consideración del
público comparar el nivel de mis textos con lo que ABC Color publica a
diario. No sé si es necesario que diga más.
Revista Zulia Prensa / Cuba Debate
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