El estudio se realizó en el Hospital de Niños de Boston, donde los pacientes recibieron comidas transgénicas con bajo y alto indice glucémico. Luego, investigadores analizaron lo que sucedía en el cerebro después de estas comidas.
“En comparación con una comida baja en GI isocalóricas, una comida con alto índice glucémico reduce la glucosa plasmática, aumenta del hambre, y estimula selectivamente las regiones del cerebro asociadas con la recompensa y el deseo. Este proceso ocurre durante el último período postprandial, que es un tiempo de especial significancia para la conducta alimentaria en la próxima comida “.
El escaneo cerebral confirma lo que muchos sospecharon desde hace mucho tiempo. Los carbohidratos simples altamente procesados (transgénicos), conducen a un aumento breve en los niveles de energía (mediante el aumento de azúcar en la sangre), seguido de un “bajón”, y luego por un deseo de “necesitar más”. En otras palabras, quedó expuesto que los OGM emulan el ciclo común de las sustancias adictivas. El estudio llegó a conclusiones similares a una investigación anterior, la cual concluyó que los alimentos procesados podrían, en realidad, ser tan adictivos como la cocaína.
Al igual que con las drogas, el azúcar y los carbohidratos procesados transgénicos alteran la química del cerebro. El Dr. Robert Lustig de la División de Endocrinología de la Universidad de California y experto en el metabolismo del azúcar , explica:
” El centro del placer del cerebro, llamado núcleo accumbens, es esencial para nuestra supervivencia como especie … Si apagas el placer, apagas el deseo de vivir…”, “… la estimulación exagerada y a largo plazo del centro de placer conduce al proceso de adicción …”, “Cuando una persona consume abusivamente cualquier sustancia, incluyendo el azúcar, el núcleo accumbens recibe una señal de dopamina, gracias a lo cual la persona experimenta placer. Y de esta manera quiere consumir más.”, El problema es que la exposición prolongada atenúa la señal, volviéndola más débil. Así que la persona tiene que consumir más para obtener el mismo efecto – (tolerancia).”, “La tolerancia y abstinencia constituyen una adicción. Y no nos engañemos, el azúcar es adictiva”.
La naturaleza adictiva de estos alimentos altamente consumidos tiene sin duda una conexión profunda con el crecimiento en las tasas de obesidad y sus consecuencias.
La FDA, los CDC, la Asociación Médica de Estados Unidos y otros organismos cooptados por las corporaciones describen la “enfermedad” de la obesidad como una condición tratable mediante medicamentos peligrosos e incluso las vacunas (para despoblar), sin informar que el simple cambio del ciclo adictivo de los alimentos transgénicos procesados podría en última instancia, ayudar a alguien a alcanzar una salud óptima y “curar” su obesidad.
Hay muchas formas para detener el ciclo adictivo. Por supuesto, la eliminación de la mayor cantidad posible de azúcar y carbohidratos procesados es un buen comienzo. Sin embargo, incorporando a la dieta café negro (que puede bloquear los receptores opioides) y haciendo ejercicio rutinariamente puede ayudar a luchar contra las ganas de “disfrutar los transgénicos”.
Revista Zulia Prensa / SIBCI/ Aporrea
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