Un reciente
informe del ministerio de Medio Ambiente ruso estaría alertando del gran
peligro que corre el planeta entero por las plantas modificadas genéticamente
por la empresa Monsanto, que estaría provocando el síndrome respiratorio
coronavirus (MERS-CoV).
La alarma ha saltado por las sucesivas muertes a consecuencia de estas cepas
mutantes (Deltapine) en el estado de Alabama, cuyos síntomas son exactamente
iguales a la epidemia sucedida el pasado año en India, que provocó la mayor ola
de suicidios de la historia y provocó su prohibición total en ese país.
Acogiéndose al tratado bilateral “Cielos abiertos” (Open skies), Putin ordenó
el pasado 4 de junio a un avión Tupolev que hiciera un vuelo de reconocimiento
por Estados Unidos para conocer la extensión de este cultivo, ayudado por
tecnología infrarroja. Al poco de su despegue, sus equipos sufrieron un ataque
de algún tipo de armas de ondas, que los dejaron inutilizados.
Días más tarde, la administración Obama se hizo responsable de este problema en
los radares, provocado por la suelta del componente RR-188 [Entiendo que es un
tipo de chemtrail].
Según los científicos del ministerio de medio ambiente ruso, este ataque fue
ocasionado por la gran extensión de los cultivos mutantes [transgénicos] en el
área agrícola más productiva de Estados Unidos. Aunque el gobierno Obama solo
admite que es el estado de Oregón el afectado por esta cepa mutante, los rusos
afirman que actualmente el 30% del cereal norteamericano ha sido contaminado
por esta cepa mutante.
Extrañamente, el propio gigante bioquímico Monsanto ha reconocido que “la
propagación de esa cepa pudo ser un sabotaje” y que “podemos ver episodios
similares en otros lugares del país”.
En otras palabras, que estamos ante el comienzo de otro ataque de Bandera Falsa
más.
Ante el comienzo de los controles en todos los países del mundo sobre la
importación de este cereal modificado genéticamente, los científicos rusos se
preguntan cómo es posible que esa cepa haya vuelto a propagarse cuando,
supuestamente, fue destruida en el año 2001…
El problema es tan grave que hasta la Organización Mundial de la Salud ha dado
la voz de alarma sobre la extensión del coronavirus y el propio gobierno
norteamericano reconoce que es un problema que afecta a la seguridad nacional.
Al parecer, la conexión entre el coronavirus y la cepa modificada genéticamente
es una hipótesis con la que llevan trabajando en algunos países de Oriente
Medio. En concreto, los científicos sauditas quisieron investigar la estructura
molecular del mencionado coronavirus pero se encontraron con que “CIENTÍFICOS
HOLANDESES DEL CENTRO ERASMUS LO HABÍAN PATENTADO Y RECHAZARON QUE FUERA
EXAMINADO“.
El escándalo es tan patético que los científicos sauditas están batallando en
Ginebra con la oficina de patentes para que les levanten la prohibición y les
dejen investigar el virus, con el fin de hallarle remedio. Hasta Margaret Chan,
de la OMS, se ha quejado del absurdo que rodea a este caso.
Aunque la información oficial está tratando de convertir este suceso en una
lucha entre las multinacionales de los transgénicos DuPont (holandesa) y
Monsanto, lo cierto es que ambas consiguieron el pasado mes de marzo que el
congreso norteamericano aprobara la “Ley de Protección de Monsanto” por la que
los tribunales norteamericanos no pueden litigar contra esta compañía e incluso
la agencia de protección ambiental carece de poder para regular sus productos.
Para entender la locura que rodea a los productos mutantes, el estado de
Connecticut fue el primero que reguló el etiquetado de los productos
modificados genéticamente pero con unas condiciones que a uno le deja con la
boca abierta:
-Para que se produzca el etiquetado, al menos cuatro estados y uno de ellos,
fronterizo con Connecticut, deben haber aprobado leyes similares, y además,
varios estados del noreste que conjuntamente sumen 20 millones de habitantes,
deben haber hecho lo propio.
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