La
última vez que Manny Zavala vio a su padre, el viernes por la mañana,
lo invitó a su casa el domingo para ver juntos el juego del Super Bowl.
“No había nada que indicara que algo estuviera mal”, dijo el domingo Zavala, de 19 años, hijo mayor de Isidro Zavala. “Él dijo está bien. Yo no tenía idea de que sería la última vez que lo vería”.
Zabala, padre, de 45 años, se suicidó el sábado en las primeras horas de la mañana, luego de matar a sus dos hijos menores, Eduardo de 12 años, y Mario de 11. El jardinero, oriundo de México, quien no tenía récord criminal, estranguló a Eduardo y le disparó con una pistola calibre 38 a Mario, mientras que su esposa, Victoria Flores Zavala, de 36 años, le rogaba que la matara a ella y no a los niños, pero él le dijo que ella viviría para sufrir el resto de su vida con la muerte de sus hijos, según dijo la policía de Boynton Beach. La pareja se estaba divorciando.
El crimen ocurrió poco antes de las 2 a.m. del sábado en la vivienda de la cuadra 400 de la Southwest Eighth Avenue, a pocas yardas de la carretera I-95. Flores Zavala escuchó ruidos en su casa y encontró a su esposo estrangulando a uno de los niños.
“Ella dijo ‘¿por qué no me matas a mí?’, indicó el detective de primer grado Chris Crawford, líder de la investigación en una rueda de prensa en el departamento de Policía de Boynton Beach. “Y él contestó ‘no, tú vas a tener que vivir con esto’”.
Después de los asesinatos ella llamó al 911. “Dijo que su esposo había venido a su casa y había matado a los dos jovencitos”, dijo el jefe de Policía de Boynton Beach, Matthew Immler. Cuando las autoridades llegaron al lugar del crimen, encontraron un niño muerto en el patio cubierto y a su hermano, también muerto, en el comedor. El padre estaba muerto en la cocina.
Según las autoridades, Zavala padre al parecer murió de dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. Tenía consigo también una bolsa en la que llevaba una pistola TEC-9 semiautomática, munición extra, herramientas para cortar, cinta para tubería y lo que la policía describió como una nota “emocional” para su hijo mayor, quien no vivía en la casa.
En octubre pasado, Flores Zavala había presentado la demanda de divorcio, según documentos de la corte. La pareja se había casado en el condado de Palm Beach, en mayo de 1993.
“Él nunca fue un hombre de mal genio. No era un mal hombre”, dijo Manny Zabala de su padre, un nativo de Tamaulipas, México, quien se trasladó al sur de Florida siendo joven y comenzó desde cero una compañía de jardinería. “Él siempre fue un hombre trabajador, tratando de darnos lo mejor vida que pudo”.
La policía le dijo a Manny Zavala que su padre había dejado dos notas, luego de haber cometido lo que las autoridades describen como un doble homicidio - suicidio bien planeado. Zavala hijo dijo que una de esas notas iba dirigida a él. Pero la policía no se ha dejado leer. “Espero una explicación de por qué hizo esas cosas, su pensamiento, sus acciones”, dijo Zavala. “¿Qué pudo decir? Denme algunas palabras que me den valor”. Immler dijo que el motivo de las muerte no está claro todavía y que cualquier teoría es “especulación
“No había nada que indicara que algo estuviera mal”, dijo el domingo Zavala, de 19 años, hijo mayor de Isidro Zavala. “Él dijo está bien. Yo no tenía idea de que sería la última vez que lo vería”.
Zabala, padre, de 45 años, se suicidó el sábado en las primeras horas de la mañana, luego de matar a sus dos hijos menores, Eduardo de 12 años, y Mario de 11. El jardinero, oriundo de México, quien no tenía récord criminal, estranguló a Eduardo y le disparó con una pistola calibre 38 a Mario, mientras que su esposa, Victoria Flores Zavala, de 36 años, le rogaba que la matara a ella y no a los niños, pero él le dijo que ella viviría para sufrir el resto de su vida con la muerte de sus hijos, según dijo la policía de Boynton Beach. La pareja se estaba divorciando.
El crimen ocurrió poco antes de las 2 a.m. del sábado en la vivienda de la cuadra 400 de la Southwest Eighth Avenue, a pocas yardas de la carretera I-95. Flores Zavala escuchó ruidos en su casa y encontró a su esposo estrangulando a uno de los niños.
“Ella dijo ‘¿por qué no me matas a mí?’, indicó el detective de primer grado Chris Crawford, líder de la investigación en una rueda de prensa en el departamento de Policía de Boynton Beach. “Y él contestó ‘no, tú vas a tener que vivir con esto’”.
Después de los asesinatos ella llamó al 911. “Dijo que su esposo había venido a su casa y había matado a los dos jovencitos”, dijo el jefe de Policía de Boynton Beach, Matthew Immler. Cuando las autoridades llegaron al lugar del crimen, encontraron un niño muerto en el patio cubierto y a su hermano, también muerto, en el comedor. El padre estaba muerto en la cocina.
Según las autoridades, Zavala padre al parecer murió de dos disparos, uno en el pecho y otro en la cabeza. Tenía consigo también una bolsa en la que llevaba una pistola TEC-9 semiautomática, munición extra, herramientas para cortar, cinta para tubería y lo que la policía describió como una nota “emocional” para su hijo mayor, quien no vivía en la casa.
En octubre pasado, Flores Zavala había presentado la demanda de divorcio, según documentos de la corte. La pareja se había casado en el condado de Palm Beach, en mayo de 1993.
“Él nunca fue un hombre de mal genio. No era un mal hombre”, dijo Manny Zabala de su padre, un nativo de Tamaulipas, México, quien se trasladó al sur de Florida siendo joven y comenzó desde cero una compañía de jardinería. “Él siempre fue un hombre trabajador, tratando de darnos lo mejor vida que pudo”.
La policía le dijo a Manny Zavala que su padre había dejado dos notas, luego de haber cometido lo que las autoridades describen como un doble homicidio - suicidio bien planeado. Zavala hijo dijo que una de esas notas iba dirigida a él. Pero la policía no se ha dejado leer. “Espero una explicación de por qué hizo esas cosas, su pensamiento, sus acciones”, dijo Zavala. “¿Qué pudo decir? Denme algunas palabras que me den valor”. Immler dijo que el motivo de las muerte no está claro todavía y que cualquier teoría es “especulación
La
policía dice que no hay reportes de violencia doméstica ni abuso en la
vivienda. Ambos, Zabala y su esposa, habían llegado de México y se
habían hecho ciudadanos estadounidenses.
El crimen ocurrió en la vivienda de la familia, ubicada de un vecindario tranquilo, ocupado por residentes de diferentes razas, al lado este de la I-95. La casa de color amarillo pálido, de un solo piso, tiene un jardín muy bien cuidado y había una minivan blanca estacionada en frente.
Los vecinos estaban sorprendidos con las muertes, ya que Zavala parecía un hombre calmado, trabajador, de familia. Dijeron que él había vivido en el vecindario por años, hasta que comenzó el divorcio.
Pero dos niños del vecindario dijeron que los hijos de Zavala parecían temerle, corriendo dentro de la casa cuando él llegaba, como si no tuvieran permitido jugar afuera.
El crimen ocurrió en la vivienda de la familia, ubicada de un vecindario tranquilo, ocupado por residentes de diferentes razas, al lado este de la I-95. La casa de color amarillo pálido, de un solo piso, tiene un jardín muy bien cuidado y había una minivan blanca estacionada en frente.
Los vecinos estaban sorprendidos con las muertes, ya que Zavala parecía un hombre calmado, trabajador, de familia. Dijeron que él había vivido en el vecindario por años, hasta que comenzó el divorcio.
Pero dos niños del vecindario dijeron que los hijos de Zavala parecían temerle, corriendo dentro de la casa cuando él llegaba, como si no tuvieran permitido jugar afuera.
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