El lujo tiene estas cosas: no se comparte. Por eso la Isla de Pedro
González, en el archipiélago de Las Perlas (Panamá), ahora se denomina
Pearl Island y sus habitantes sobran. Desde el martes, fuerzas
militarizadas controlan a los pobladores después de utilizar perdigones
de plomo contra ellos y de detener a cuatro de ellos.
La historia de la Isla de Pedro González no es una excepción, pero sí es representativa. Este martes 25 de marzo, unos 20 pobladores fueron al campamento de La Ensenada a pedir explicaciones a los guardas de seguridad de la empresa Zoniro (la que desarrolla Pearl Island y
propiedad de la familia Eleta) porque habían “desbaratado” la finca de
un vecino llamado Sebastián. La respuesta de la empresa fue llamar a 60 efectivos de la base aeronaval más cercana (las bases militarizadas instaladas con ‘ayuda’ de Washington) que llegaron en 5 lanchas artilladas. Las fuerzas de seguridad dispararon perdigones de plomo a tres personas, entre ellas una mujer, y se los llevaron detenidos,
junto a Sebastián. Una quinta persona ha sido herida en la espalda con
los perdigones. Los agentes también tiraron al mar el teléfono celular
con el que una joven de la comunidad había filmado el momento de los
disparos.
Este miércoles 26 de marzo el núcleo
urbano de Pedro González, según testimonios de habitantes a Otramérica,
ha amanecido “acordonado por fuerzas aeronavales que no dejan salir a
nadie del casco urbano hacia las fincas”.
Lo que pedía la gente a
la empresa Zoniro era que sus hombres no volvieran a entrar de esa
manera a una finca ni que echaran a perder el trabajo agrícola realizado
sobre dicha tierra. La empresa Zoniro comenzó un duro conflicto
con la comunidad en 2009 cuando, arguyendo un viejo título de
propiedad, se quedó con el 100% de la isla. De este modo, y con
la complicidad de las autoridades locales y de las agencias del
gobierno responsables del territorio y del ambiente (Anati y Anam), se
desconoció la historia de los asentamientos de afropanameños. La empresa
contempla dejar a los 300 habitantes de la isla en el casco urbano,
pero no reconoce sus derechos posesorios sobre las fincas agrícolas. Es
decir, son útiles como empleados y como decorado, pero no pueden
mantener sus formas tradicionales de vida ni su autonomía económica.
Las detenciones de este martes no son las primeras. Ya se dio la detención de 6 moradores de la isla en enero de 2013 por trabajar sus tierras.
Proyecto de lujo 'colonial'
Zoniro, después de diversos choques y con la protección de las fuerzas aeronavales (en teoría dedicadas a la lucha contra el narco), tomó posesión de la isla con sus habitantes, como en la Colonia. Otramérica pudo conocer esta realidad en diciembre de 2009 y
en aquella época constatábamos la incoherencia de una empresa que decía
ser la propietaria de toda la isla pero que pretendía pagar ínfimas
cantidades por la compra de los terrenos de los habitantes. El proyecto
de Pearl Island contempla la construcción una urbanización de lujo con
“exclusivas” casas, 3 hoteles, pista de aterrizaje, marina para 250
yates y otras facilidades en esta isla de mil 400 hectáreas.
“Resulta
que estas gentes no son pobres. Tienen buena pesca en verano y en
invierno cultivan y tienen tiempo para charlar, caminar o mirar el
imponente mar cuándo y cómo quieran (eso es lujo y no una casa de millón
de dólares). No hay desnutrición ni carencias graves (excepto que no
hay energía eléctrica las 24 horas y que el agua potable llega a una
pluma comunitaria)”, escribía el periodista Paco Gómez Nadal en un
artículo publicado en La Prensa de Panamá.
La organización Almanaque Azul hizo un trabajo intenso para promover el turismo comunitario
frente al modelo de enclave de lujo de Zoniro y promover alternativas
sostenibles y controladas por los moradores. También documentó la
realidad del lugar: “Las abuelas y los abuelos de los gonzaleños
vinieron de muy lejos. Fueron sacados a la fuerza de algún lugar de
África subsahariana, y traídos a este continente para esclavizarlos en
los megaproyectos e inversiones de los europeos en los tiempos de la
conquista. En Las Perlas habían muchas perlas, y aquellas personas
vinieron para trabajar en las compañías de extracción que finalmente
lograron sacar las perlas hasta acabarlas. La gente se quedó. Ahí
formaron familias, nacieron niños y niñas y aprendieron a vivir de la
naturaleza.
Aprendieron a cultivar la tierra e hicieron parcelas en el
bosque. Descubrieron la iguana y los otros animalillos que andaban entre
los arbustos o trepados en los árboles. Hicieron botes y se lanzaron a
pescar. La gente de la isla vivía una vida sencilla y feliz en su
tierra”.
Fuente: Otramerica
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