JEAN-GUY ALLARD – El carácter fascista del poder imperial se
acentuó gravemente este lunes. Con la introducción de unos cambios
sutiles a una regulación de la ley, titulada “Apoyo a la Defensa Civil
de Agencias del Orden Público”, los militares se han concedido –
silenciosamente – el privilegio de tomar el control de las calles sin
obtener el consentimiento previo de las autoridades locales o
estatales.
Un precedente que cambia reglas del juego respetadas desde unos dos
siglos, según un texto del analista Jed Morey, publicado este martes en
el rotativo Long Island Press, de Nueva York.
Según Morey, el aspecto más preocupante de la modificación de la
normativa es la inclusión de un lenguaje impreciso que permite la
intervención militar en caso de ”disturbios civiles”.
Aquí la nueva formulación tal como enunciada por el Pentagono.
“Los comandantes militares federales tienen la autoridad, en circunstancias extraordinarias de emergencia donde la autorización previa del Presidente es imposible y las autoridades locales debidamente constituidas son incapaces de controlar la situación, de participar temporalmente en las actividades necesarias para calmar disturbios civiles inesperados a gran escala.”
“Los comandantes militares federales tienen la autoridad, en circunstancias extraordinarias de emergencia donde la autorización previa del Presidente es imposible y las autoridades locales debidamente constituidas son incapaces de controlar la situación, de participar temporalmente en las actividades necesarias para calmar disturbios civiles inesperados a gran escala.”
Bruce Afran, un abogado de libertades civiles y profesor de derecho
constitucional en la Universidad de Rutgers, citado por Morey, llama la
regla “una toma de poder desenfrenada por los militares,” y dice: “Es
muy impactante porque en realidad esto viola la presunción que el
ejército está bajo control civil “.
Uno de los aspectos más inquietantes de los nuevos procedimientos que
rigen el mando militar sobre el terreno en caso de disturbios civiles
se refiere a la autoridad.
No sólo no se logró definir qué circunstancias serían tan graves para
que la autorización del presidente sea “imposible” sino que se concede
la autoridad presidencial por completo a unos funcionarios de Defensa
definidos como “comandantes militares”.
“Esto no es diferente de la cláusula de los poderes de emergencia en
la Constitución [del Reich alemán] Weimar. Se trata de una concesión de
poder de emergencia a los militares para gobernar sobre cualquier parte
del país a su discreción “.
Afran también expresa temor sobre la referida autoridad “para
participar temporalmente en las actividades necesarias para sofocar
disturbios a gran escala.”
“Todas estas leyes (represivas) tienen una cosa en común y es que no
tienen definiciones. ¿Por cuánto tiempo es temporal? No hay nada que lo
diga aquí. Las definiciones son absurdamente amplias”, insiste el
académico.
El comentario de Morey – titulado “U.S. Military ‘Power Grab’ Goes
Into Effect” (longislandpress.com) – permite darse cuenta de la lenta
pero segura evolución de la “democracia” norteamericana hacia el
fascismo más auténtico. El que sueñan las grandes corporaciones que
orientan de verdad y más que nunca, el destino de esta nación.
La tragedia de Boston y cualquier evento violento reportado por la
prensa sensacionalista norteamericana tiene como función de ofrecer al
fascismo imperial más oportunidades de expandirse, frente a un público
ya bien condicionado, rehén de su ignorancia.
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