lunes, 17 de junio de 2013

El anteproyecto de ley de semillas busca incrementar la producción nacional, e impedir el uso de transgénicos en el país


Foto: archivo
El anteproyecto de ley de semillas busca incrementar la producción nacional, garantizar la soberanía alimentaria e impedir el uso de transgénicos en el país, con la finalidad de preservar la diversidad biológica venezolana y la soberanía alimentaria, informó el coordinador de la Subcomisión de Desarrollo Agroalimentario de la Asamblea Nacional (AN), José Alfredo Ureña.
El instrumento legal que es discutido en la subcomisión permanente tiene varias premisas fundamentales. Una es la contenida en el artículo 305 de la Constitución de la República que define la seguridad alimentaria; la otra, el plan de la patria en el punto 1.4, que corresponde a la independencia desde el punto de vista de la producción de alimentos, precisó el diputado socialista.
Las políticas de producción de semillas en el país no se han unificado y este instrumento legal ordenará el sector. Ureña aseguró que con la ley se va a estimular la siembra para este fin, que ahora es deficitaria en el país.
Pero uno de los puntos más polémicos y discutido, según el parlamentario, es que la propuesta legal se define como antitransgénica. “Estudios alertan sobre la incidencia en la salud de animales y seres humanos cuando se consumen alimentos con organismos modificados genéticamente”, enfatizó Ureña, miembro de la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico.
El legislador sostuvo que existe una gran cantidad de producción agrícola con transgénicos que acaba con el ambiente, afecta a los microorganismo y contamina los cultivos locales. Por ello, apuesta por una ley que plantee con toda la claridad el no uso de esos productos, punto que no está muy bien definido en la norma vigente, insistió.

Contra los oligopolios

Los movimiento agroecológicos están muy activos y los parlamentarios han recogido esas inquietudes, no solo para el uso del alimento y el consumo como tal, sino de los paquetes tecnológicos que manejan y en los que vienen incluidos los fertilizantes agroquímicos. “Sin estos venenos las semillas modificadas genéticamente no tienen buenos rendimientos”, acotó.
“Venezuela es el sexto país con diversidad biológica en el mundo y los paquetes tecnológicos que traen con las semillas afectan la biodiversidad”, insistió.
Han sido innumerables las denuncias contra las transnacionales oligopólicas como Monsanto y Pioneer que manejan cerca de 90% de las semillas en el mundo; pero no solo eso: Los productores se ven obligados a adquirir el paquete completo que incluye los agrotóxicos, ya que de lo contrario las matas no crecen.
“El pueblo organizado ha manifestado que no quiere los transgénicos y nosotros hemos oído esas voces. Pero además el comandante eterno Hugo Chávez se pronunció en varias oportunidades contra esos proyectos. En 2004, 2006 y 2007 paró unos proyectos de soya en la Mesa de Guanipa. De manera que hay suficientes argumentos para aprobar una nueva ley de semillas”, explicó.
Este instrumento legal sustituirá la Ley de Semillas, Productos para la Producción Animal e Insumos Biológicos, vigente desde octubre de 2002 y que, de acuerdo con el diputado, tiene un radio de acción demasiado amplio, lo que lo hace inaplicable. “Esto fue otro motivo para elaborar un nuevo instrumento legal en el que están participando varios ministerios: Agricultura y Tierras; Ciencia, Tecnología e Innovación; Comercio; Ambiente; Alimentación y Relaciones Exteriores”, enumeró.
La ley será el resultado de un consenso entre todos los actores: productores agrícolas, comercializadores, movimientos sociales agroecológicos y movimientos contra el uso de los transgénicos.
Con este instrumento se impedirá que los alimentos transgénicos que se producen en el Mercado Común del Sur (Mercosur) ingresen al país. “Ellos producen más y son más eficientes, pero eso trae consigo el uso de manera acelerada de esas variedades. Nosotros planteamos que tenemos que ser más eficientes, pero con métodos que no empleen esas técnicas ni semillas modificadas genéticamente”, insistió Ureña.
Este proyecto de ley, que fue incluido el año pasado en la agenda parlamentaria y debe entrar el próximo mes en discusión general, plantea la fundación de un Instituto Nacional de Semillas que fiscalice y certifique, de manera autónoma, la producción agrícola en el país.
“Esto permitirá certificar si las semillas y otros productos tienen un origen transgénico, incluso los productos terminados. También prevé crear un banco local de semillas que debería estar en Guárico, como primer paso, y después ir reproduciendo estas experiencias en otros estados, dependiendo de lo que se cultive en cada región”, adelantó.
Ureña aprovechó la oportunidad para invitar al foro sobre la diversidad ecológica que se realizará entre 23 y el 28 de junio próximos en Falcón, en el que se abordarán -entre otros temas- los relacionados con el anteproyecto de ley de semillas. Posteriormente, agregó, se discutirá la propuesta con todos los sectores involucrados en el tema, incluyendo las universidades e institutos tecnológicos.

Mantener soberanía

La idea de impulsar un Instituto Nacional de Semillas tiene que ver con la soberanía del país en materia de semillas, un eslabón fundamental en la cadena agroalimentaria, destacó el diputado socialista José Alfredo Ureña.
“Esta es una manera de alcanzar la independencia para los pequeños productos, medianos y hasta grandes que dependen de las grandes transnacionales. Lo que se busca es que se utilicen criterios técnicos para el uso de semillas, y que sea en el país que se decida el tipo y la variedad a usar; no que se imponga desde afuera”, resaltó el parlamentario del PSUV.

Glosario

Transgénicos: Son organismos que han sido modificados genéticamente, intercambiando genes con otras especies. Fundamentalmente se trata de plantas destinadas a la alimentación, indicó el diputado José Ureña.
Antitransgénico: Significa que se opone a la producción y consumo de alimentos modificados genéticamente. Por lo general se califica así a grupos ecológicos que luchan contra la dominación en el mercado de las corporaciones agroindustriales, explicó el parlamentario.
SIBCI/CO

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